Théo Court regresa al Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria con un drama sobre el genocidio Selknam en Tierra del Fuego: una película que produce el canario José Alayón y que le ha valido el premio al mejor director en Horizontes de Venecia 2019
El realizador hispano-chileno presenta con destreza y sensibilidad una historia descarnada, que protagoniza Alfredo Castro y que sitúa al espectador en posición de juzgarse a sí mismo
Las Palmas de Gran Canaria, sábado 10 de abril de 2021.- Blanco en blanco (2019) aborda con toda crudeza la terrible historia del Genocidio Selknam en el Archipiélago de Tierra del Fuego a finales del Siglo XIX: una barbarie en la que las compañía ganaderas que tomaron el territorio llegaban a pagar una libra por cada indígena selknam muerto. El largometraje de Théo Court se acerca a ese trágico momento de la historia de la región a través de la mirada de un fotógrafo (encarnado por Alfredo Castro), que es contratado para documentar la boda de un terrateniente. El propio film, por el que el realizador ganó el premio al mejor director en Horizontes, Venecia 2019, se explica a través del montaje de tres fotografías que termina haciendo el profesional, de exposición larga (como demandaba la época): algo que se convierte en un recurso vital para trasladar el peso oscuro de la trama a la audiencia. La última de esas fotos es la que más impacto deja en el espectador.
El realizador hispano-chileno explica que su largometraje, en realidad, arranca “en 2012, a raíz de unas fotos que me encontré sobre esas matanzas. Empecé a investigar y a escribir. Me interesó mucho ese mundo y ese paisaje. Y me seducía la idea de hacer una especie de wéstern polar”. Luego, Court estuvo en Canarias trabajando con Samuel Delgado para hacer un guion. La propuesta era compleja por su magnitud: filmar en invierno en Tierra de Fuego, un equipo muy grande, una peli de época…”. Como cómplice contó con el productor José Alayón, que también llevó el peso de la dirección de fotografía en la película. “Con José había un plan muy claro”, añade el director, “para captar ese mundo de soledades, en un paisaje bello pero también trágico”. Lo planeado se materializó en un rodaje que acabó en Tenerife, con el Teide como protagonista.
Court quería “abordar también cosas que siguen vigentes en el presente. Incluso con las propias imágenes: estamos rodeado de imágenes que no nos pertenecen. También me preocupaba la tergiversación de la memoria histórica, cómo se ha venido manipulando. Y luego está ese poder invisible que nos domina, pero del que también participamos. Somos culpables. La película coloca al espectador en una posición de juzgarse a sí mismo”.
El director contó como pieza fundamental para contar su historia con Alfredo Castro como protagonista: «Tuvimos muchas conversaciones antes del filmar. Tiene un aura cinematográfica especial, y no necesita decir mucho para expresar cosas. En la película, cuando construye sus imágenes como fotógrafo aparece como una especie de voyeur de esa realidad. El trayecto del personaje le lleva mezclarse un poco en esa sociedad”. Y al final, el fotógrafo “le aporta estética a un acto abyecto”.
La larga exposición, como recurso dramático
En este trabajo, el de quien retrata, se vio inmerso el canario José Alayón, que además de producir la película llevó a cabo la dirección de fotografía. “Sí, esa fotografía como se hacía antes, con una exposición larga, al final es un recurso que genera tensión en la escena”, apunta Alayón, que añade que durante el rodaje otro de los aspectos que se cuidaron especialmente fue el de la iluminación. “La película está rodada en su gran parte con luz natural. Incluso llegamos a emplear fuego para iluminar el fuego, en las estancias con las velas o los candiles”.
El método, en opinión del productor, “subraya el trabajo de Théo, que tiene un lenguaje cinematográfico más poético, con sensibilidad artística. Era interesante verle llevar eso a la narración de la historia”. Alayón tiene palabras de elogio para todo el reparto: Alfredo Castro, Ignacio Ceruti, Lola Rubio, David Pantaleón, Esther Vega, Lars Rudolph… “El trabajo de casting de Silvia Navarro fue impresionante”. Todo, para completar el material necesario para montar el film en cuatro semanas de intenso rodaje, a menudo con temperaturas muy por debajo de cero.
Buen comienzo y regreso al festival
Blanco en blanco ha tenido un trayecto importante. “Con tres premios en Venecia empezamos muy bien: los premios ayudan a que las películas se vean, que en realidad es lo importante”, comenta Théo Court, galardonado como mejor director en la sección Orizzonti del prestigioso certamen italiano. Con el recorrido de su largo en el circuito “sentía que había una recepción entrañable por parte de la gente, pero también seca, porque también es un tema duro. Tampoco es una película fácil. En Chile se estrena en salas en mayo. Veremos cómo responde el público…”.
Court regresa al Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, después de haber pasado por él con su primera película, Ocaso (2010). “Entonces me pareció muy interesante su apuesta de programación”, apunta. “Sí, el festival tiene esa carga”.
Blanco en blanco se proyecta a las 12:00 horas de este domingo 11 de abril, en la Sala Cinesa 9 del Centro Comercial El Muelle. El acto está sujeto a las correspondientes medidas de seguridad para combatir la propagación de la COVID-19, siendo obligatorio el uso de mascarillas y el respeto de la distancia social en las proyecciones.
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